En cualquier momento, aquí va a pasar algo. Pasará algo porque no hay ninguna valla de protección en el borde del camino. Nada que separe a las personas del barranco. Y eso que hace tres años, murió un ciclista al que encontraron en el lecho del río; unos 25 metros abajo.
En cualquier momento, aquí va a pasar algo. Pasará algo porque el barranco está socavado. Y eso que por encima de ese suelo en falso transitan los habitantes de dos barrios cerrados, con unos 500 lotes entre ambos, los camiones de la Municipalidad, que van y vienen a un vaciadero de residuos verdes, y los bikers (los que todavía se animan).
En cualquier momento, aquí va a pasar algo. Pasará algo porque la calle tiene más agujeros que un queso. “El riesgo es inminente”, dice Marcelo Bautista. Está casado, tiene tres hijos y vive en el barrio Alto Verde I. Son las 12 del mediodía. A esta hora, el sol de febrero incendia esta ruta angosta.
- ¿Qué es lo primero que se debe hacer?
- Hay que reforzar el canal con gaviones, colocar barandas de contención y reparar el asfalto.
Los barrios privados Alto Verde I y II se encuentran en la comuna de Cebil Redondo, en rigor. No obstante, la principal vía de acceso es a través de la avenida Perón, en la ciudad de Yerba Buena. Se ingresa por la continuación de la calle Bascary, rumbo al norte. Quien no conoce, podría pensar que se trata de una zona inhóspita. Lo era... hasta que empezó el poblamiento, alrededor de 2015. “Hoy, el movimiento es continuo”, añade Bautista. Mientras habla, el tránsito de autos prueba que sus palabras no son antojadizas. Ese tránsito y la conductora que advierte la cámara fotográfica; frena; hace un gesto de plegaria con las manos y grita: “¡hagan algo por favor! ¡Que venga la Municipalidad! ¡Yo pago mis impuestos!”.
Rodolfo Daruich es otro residente. Empresario y padre de familia, coincide con los dichos de su vecino y reitera las tres aristas principales de la problemática: la ausencia de guardarraíl, la socavación y los baches. “Aquí, a todo el mundo le preocupa el tema”.
La situación es tan delicada, que no hace falta ser ingeniero para darse cuenta de que la calle podría caerse, piensa Daruich. Además, destaca que cuando llueve fuerte el agua corre a una velocidad impresionante. “Queremos colaborar. Pero nadie nos presta atención. Necesitamos que nos convoquen a una mesa de reunión”, exige.
Lucía Valy agrega que están cansados de golpear puertas. Han presentado notas en la comuna. Notas en la Municipalidad. Y notas en la Dirección Provincial del Agua (DPA). “Todos se lavan las manos”, afirma. Y enseguida pone el peligro en dimensión: esa carretera se puede desplomar mientras pasa una familia en auto, ejemplifica. Vecina y abogada, ella hace foco en la instalación de gaviones, para sostener la ruta. “¿Están esperando a que ocurra una desgracia?”.
Pero a veces, los tiempos de los vecinos no parecen ser los mismos de los gobernantes. Dino Alfieri -secretario de Planificación, Gestión de Infraestructura Pública y Servicios Urbanos de Yerba Buena- ataja las preguntas diciendo que el planteo es más profundo todavía: “un inversor no puede decidir hacer un barrio y un municipio ir por detrás con calles, cloacas y desagües; muchas veces no hay fondos. Sin embargo, eso ha pasado en esta ciudad durante años”.
En este caso puntual -prosigue- esos barrios han quedado “muy descolgados”. No obstante, asegura que mantendrán conversaciones con la DPA y que evaluarán el propio plan de bacheo, a fin de incorporar esa traza a las reparaciones que prevén implementar una vez que acabe el período de lluvias.
Desde fines del año pasado, en las oficinas de la Dirección del Agua circulan tres proyectos, a los que consideran prioritarios, para actualizar los canales del Gran Tucumán: construir el canal La Rinconada, ampliar el canal Norte y reconstruir el canal Caínzo - Las Piedras, justamente. Este último es el que corre junto al camino que conduce a los barrios Alto Verde.
Según ese documento al que tuvo acceso este diario, deben arreglarse los revestimientos. Además, se indica la realización de unos diques y lagunas de detención para frenar los materiales sólidos que suele arrastrar el canal, como piedras y árboles. Se trata de una obra de atenuación que ha sido valuada en $ 2.200 millones (cifras de fines de 2019).
El empresario Pablo Padilla, quien desarrolló esos vecindarios y hoy se encuentra embarcado en el Alto Verde III, hace otros dos planteos: que el socavamiento se debe a la falta de mantenimiento sobre los márgenes del canal y que, cinco años atrás, la extracción de áridos en ese río era preocupante. “Arrasaron todo”, expresa. En total, sus tres desarrollos suman unos 850 lotes. Es decir que, en unos años, esas tierras, otrora fincas, estarán ocupadas por unas 1.000 casas, ya que a un kilómetro asoma otro barrio, El Portillo.
En mayo de 2017, los concejales de aquel momento le rindieron un homenaje a Luis Aguilera, el ciclista que apareció muerto adentro del canal. Ya por esos días, nadie se acercaba al borde del barranco, por miedo a un desmoronamiento. Hubo homenaje y entrega de diploma para los deudos. Y no hubo nada más. Ni barandas. Ni obras hidráulicas. Todo sigue igual.